- Garantizar el derecho de la propiedad de los bienes allí establecidos.
- Trabajar para la sostenibilidad medio ambiental, económica y social, de las actividades que allí se desarrollan.
- Garantizar los servicios prestados por los propios ecosistemas que alberga, para el bienestar de los seres humanos presentes y futuros.
- Desarrollar e integrar conocimientos para profundizar en la relación entre las poblaciones y la naturaleza.
- Obtener modelos de gestión adaptativa de sistemas socio-ecológicos complejos, etc.
Estos ambiciosos objetivos
constituyen los pilares de un escenario en el que se espera la convivencia de
la conservación de la biodiversidad y de las tradiciones con la mejor
utilización de los recursos existentes, mejorando su rentabilidad con la
aplicación de las nuevas tecnologías.
Los actores de éste escenario son
el colectivo científico y de gestores, los educadores, los políticos, los
medios de comunicación y sobretodo los principales protagonistas de ésta
historia; la población local, los habitantes de la
zona.
Así, cuando entramos en una
Reserva de la Biosfera,
debemos saber, que en ese lugar no solo se trabaja para conservar la
naturaleza, si no que se trabaja para alcanzar un desarrollo territorial
equilibrado.
Entramos en un paisaje en que no
queremos borrar la huella humana, sino integrarla en el mosaico natural y
cultural. En definitiva, nos encontramos en un área donde concurren esfuerzos
de todas las administraciones y de todos los actores implicados, donde se busca
un modelo de gestión y planificación que repercuta en la calidad de vida de sus
habitantes valorizando su patrimonio
NATURAL, PERSONAL Y CULTURAL, y llevando a la práctica un nuevo enfoque en
la relación entre la ciudadanía y la naturaleza.
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