viernes, 5 de abril de 2013

Respeto por la naturaleza

En los primeros capítulos del Génesis nos presentan, como fruto del pensamiento de Dios, el sabio proceder del Creador. En su cima se sitúan el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios para llenar la tierra y dominarla como responsables administradores de El mismo.
La revelación bíblica nos ha hecho comprender que la naturaleza es un regalo del Creador, Dios ha inscrito en ella un orden, con el objeto de que el hombre pueda descubrir en ese orden las orientaciones necesarias para cultivarla y guardarla.
Considerar la creación como fruto del azar o del “determinismo evolutivo” corre el riesgo de que disminuya en las personas la conciencia de la responsabilidad
Hoy se ha abierto una conciencia ecológica, más allá de debates presentes en algunos aspectos. Juan Pablo II decía de ella que no debe de ser obstaculizada sino más bien, favorecida, de modo que se desarrolle y madure, encontrando una adecuada expresión en programas e iniciativas concretas. Y denunció que debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza el hombre corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez, víctima de ésta degradación; y no solo el ambiente físico constituye una amenaza permanente, contaminaciones, desechos, nuevas enfermedades, poder destructivo absoluto, sino que es el propio consorcio humano el que  el hombre ya no domina, creando de ésta manera un ambiente que podría resultar intolerable.
La herencia de la creación pertenece a la humanidad entera. En cambio, el ritmo actual de la explotación pone en serio peligro la disponibilidad de algunos recursos naturales, y es una responsabilidad no solo para la presente generación sino sobre todo para las futuras, y le incumbe tanto al Estado como a la Comunidad Internacional
Son preocupantes los peligros causados por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado. Por eso es indispensable que la humanidad renueve y refuerce esa alianza entre el ser humano y el medio ambiente. Esta alianza supone un respeto que tantas veces falta. Su ausencia motiva la crisis ecológica de la que en 1990 habló el Papa Juan Pablo II, destacando que tenía un carácter predominantemente ético
La humanidad necesita una honda renovación cultural; necesita redescubrir esos valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor para todos. Las situaciones de crisis por las que está actualmente atravesando la humanidad, ya sean de carácter económico, alimentario, ambiental o social, son también en el fondo, crisis morales relacionadas entre sí, obligan a replantear el camino común de los hombres, y en particular a un modo de vivir caracterizado por la sobriedad y la solidaridad.
Es necesario que la actividad económica respete más el medio ambiente. Compete a la comunidad internacional y a los gobiernos nacionales dar las indicaciones oportunas para contrarrestar de manera eficaz una utilización del medio ambiente que lo perjudique. Para protegerlo, para tutelar los recursos y el clima, es preciso actuar respetando unas normas bien definidas, incluso desde el punto de vista jurídico y económico.
Artículo extraído de la revista Mensajero, Marzo de 2013.

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